martes, 21 de julio de 2015

Un vistazo al contexto salvadoreño sobre los desafíos y expectativas en la búsqueda de la Educación Inclusiva PARTE FINAL

3.      Entre la realidad y el sueño de una escuela inclusiva
Recientemente y como parte de los informes anuales que la UNESCO realiza en el marco del seguimiento a la Educación para Todos. El informe del presente año, concluye que muchos países  todavía no habrán alcanzado los objetivos de la EPT cuando finalice el 2015 y que hay una crisis mundial del aprendizaje que está afectando más a los desfavorecidos. Las conclusiones anteriores se convierten en un preámbulo para conocer algunos datos estadísticos que permitirán identificar la situación del país en el tema de la educación inclusiva.

En términos educativos y para el período 2001-2010, en El Salvador se observó la expansión de la cobertura del nivel primario, aproximadamente del 5%, el cual alcanza a duplicarse en el nivel medio (SITEAL, 2012). En tanto, para el año 2011 se alcanzó el 93.7% en la tasa neta del nivel primario y en el nivel medio se alcanzó un 61.6% (MINED, La educación de El Salvador en cifras, período 2004-2011, 2013). Si bien en temas de cobertura al menos en el nivel primario se observan cifras alentadoras, la crítica o el problema medular radica en los aprendizajes o competencias que se deben desarrollar en el estudiantado durante el nivel educativo en cuestión, un ejemplo reciente se resume en uno de los hallazgos del informe de seguimiento a la Educación para Todos 2014, donde se señala que en El Salvador el número de niños y niñas de los hogares más pobres que terminan la enseñanza primaria y adquieren los conocimientos básicos, equivalen a la mitad del número de niños y niñas de los hogares más ricos (UNESCO, Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo, 2014).

Otro ejemplo, aunque menos reciente, es el relativo a los aprendizajes en el nivel primario, retomando información del SITEAL con base en el SERCE-OREALC (2006), considerando los resultados obtenidos en las áreas de matemática y lengua de estudiantes de 3° y 6° grado.

Tabla 1
Porcentaje de estudiantes de 3° y 6° grado del nivel primario según nivel de desempeño en matemática y lengua, 2006
Nivel de desempeño
Matemática
Lengua
3er grado
6° grado
3er grado
6° grado
Por debajo del nivel I
10,3
2,0
5,3
1,0
Nivel I
45,0
19,2
29,1
21,5
Nivel II
31,8
51,6
41,1
44,0
Nivel III
9,3
23,8
19,1
24,0
Nivel IV
3,6
3,5
5,4
9,5
Fuente: SITEAL con base en SERCE-OREALC, 2006

En dicho estudio, se analizó la capacidad de los estudiantes de 3° y 6° grado en cuanto a resolución de problemas en Matemática y Lengua se refiere y, en función de su desempeño, se les clasificó desde un nivel por debajo de I hasta el nivel IV. La situación ideal es que todos o la mayoría de quienes participaron estuvieran ubicados en el nivel IV. En el caso de El Salvador el panorama no fue así. La Tabla 1 ubica el desempeño de estudiantes salvadoreños de 3er grado, en el área de matemática,  mayoritariamente en el nivel I de IV. Mientras que en el área de Lengua el nivel de desempeño está ubicado en el nivel II. Siempre en relación con los resultados de la misma prueba, pero relativo a estudiantes de 6° grado se observa un cambio en matemática, pues aunque se eleva el nivel de desempeño, tampoco es tan significativo, el nivel de desempeño es II de IV. Pero para el caso de los resultados en Lengua, la tendencia se mantiene en el nivel II, como ocurre en 3er grado, esto preocupa ya que el nivel de desempeño no logra aumentar significativamente conforme se avanza en los niveles educativos del sistema escolar. Datos más actualizados de estos resultados, a la fecha no existen debido a que el país no ha participado nuevamente en pruebas de la misma naturaleza.

Según el panorama educativo que sistematiza el SITEAL por país, en el perfil correspondiente a El Salvador, las descripciones que realizan se centran en algunos indicadores como la escolarización temprana, acceso, rezago y graduación del nivel primario y medio, y acceso y graduación del nivel superior. En cuanto a la escolarización temprana se ha identificado que alrededor del 67% de los niños y las niñas de 5 años se encontraban escolarizados en el año 2010 (SITEAL, 2012), pero se observan grandes diferencias en el nivel de educación inicial relativas a la zona (urbana-rural) de procedencia de los/as niños/as, así como entre el sector privado y público al que pertenecen las instituciones educativas; por ejemplo, para el año 2010 en el área urbana se concentraba el 95.1% de la matrícula de este nivel a diferencia del 4.9% que se ubica en el área rural. Y siendo principalmente niños quienes ocupan el mayor porcentaje de matrícula con el 52.9%, comparado con la matrícula de las niñas que sumó 46.4% (se registra un 0.7% que no respondió durante el censo realizado por el Ministerio de Educación). Mientras que al desagregar estos datos de acuerdo al sector al que pertenece la institución educativa, el sector privado es donde se concentra la mayor parte de la matrícula, representada con el 87.8%, y el sector público está representado por el 12.2% de la matrícula para el año 2010. Esta tendencia en la matrícula se mantuvo para el año 2011 con estas brechas entre un género y otro; entre un área y otra; entre un sector y otro, como se muestra en la tabla 2.

Tabla 2
Estructura porcentual de la matrícula en el nivel de educación inicial por zona geográfica,  sector educativo y género, según años 2010-2011
Año
Zona geográfica
Sector Educativo
Género
Urbana
Rural
Público
Privado
Femenino
Masculino
NR
2010
95.10
4.9
12.2
87.8
46.4
52.9
0.7
2011
94.8
5.2
14.9
85.1
49.4
50.6

Fuente: (MINED, La educación de El Salvador en cifras, período 2004-2011, 2013)
  
Relativo al nivel educativo de parvularia se observa un equilibrio aceptable en cuanto a la matrícula segregada por género y zona geográfica en la cual se ubican las instituciones educativas, pues las brechas entre uno y otro no superan el 1%. Pero al observar los datos del porcentaje de matrícula en parvularia según sector público y privado son las instituciones del sector público quienes tienen el mayor porcentaje de matrícula (84.3%), comparado con el sector privado (15.7%) (MINED, La educación de El Salvador en cifras, período 2004-2011, 2013). Lo anterior es positivo, ya que esto garantiza mayor cobertura para niños y niñas de familias con bajo poder adquisitivo. Esta misma tendencia se observa en educación básica y en alguna medida en educación media, pues en educación básica son los niños quienes registran el mayor porcentaje de matrícula, pero en educación media, los porcentajes son revertidos; ya que son las niñas quienes predominan en la matrícula para este nivel educativo. Además se observa que las instituciones de educación media se encuentran ubicadas principalmente en áreas urbanas y desde el 2004 se observa en el área urbana una tendencia a la baja y en el área rural a la alza.

Gráfico 1
Distribución porcentual de la matrícula en Educación Media según zona geográfica, años 2004, 2009-2011
Fuente: (MINED, La educación de El Salvador en cifras, período 2004-2011, 2013)

El gráfico 1 presenta la brecha que existe entre ambas zonas geográficas, pero en el área rural se observa desde el 2010 un leve ascenso que se mantiene para el siguiente año. Según la lectura que SITEAL (2012) realiza sobre el panorama educativo de El Salvador en el año 2010, la tasa neta de escolarización primara rondó el 90%. Por otra parte, la proporción de estudiantes que concurren al nivel primario con dos o más años de edad a la correspondiente al grado que cursan, ronda el 18%. Asimismo, la graduación para el nivel primario fue del 82%, es decir, 2 de cada 10 adolescentes de 15 años que ingresaron al nivel primario, no lograron concluirlo. En relación al acceso a este nivel destacan que prácticamente no se observan diferencias por estrato social o lugar de residencia (urbano-rural), lo que sí sucede cuando se considera rezago escolar y la graduación que se profundiza junto con las desigualdades de origen (SITEAL, 2012).

Por otro lado la tasa de escolarización de educación media para el 2010 rondó el 58%, lo que significó ningún avance desde el 2006, como tampoco se observó mejoramiento de la eficiencia interna del sistema. En efecto, en el año 2010, el 21% de estudiantes que concurrieron al nivel medio tiene dos o más años de edad a la correspondiente al año que cursa. En tanto la graduación para este nivel ronda el 56%, lo que implica que poco más de la mitad de los jóvenes de entre 20 y 22 años que ingresaron a bachillerato lo terminaron. En el mismo nivel, el acceso, el modo en que se lo transita y las posibilidades de concluirlo se encuentran estrechamente asociados a las desventajas sociales de origen, situación que no ha sido revertida durante el período 2000-2010 (SITEAL, 2012).

Considerando, siempre la información sistematizada por SITEAL (2012), pero relacionada el nivel superior, se señala que el porcentaje de jóvenes entre 20 y 21 años que concurren a este nivel rondó el 18% en el período 2000-2010. Y que, del total de personas de entre 30 y 33 años que ingresaron al nivel superior apenas la mitad (53%) logran terminarlo (SITEAL, 2012).  Para el año 2012 el porcentaje anterior ascendió cerca de diez puntos porcentuales, equivalente a una tasa bruta de 27.13% (MINED, Resultados de la Información Estadística de Instituciones de Educación Superior, 2012). Preocupa que a nivel nacional, el departamento de Morazán es el que menos cantidad de estudiantes matriculados registra (59 personas), pues este departamento es uno de los que a nivel nacional reporta los menores grados de escolaridad promedio (4.8) y también es catalogado como uno de los departamentos en donde la tasa del desempleo es superior a la tasa promedio nacional (6.1%) (DIGESTYC, 2012).

Por otra parte, el analfabetismo a escala nacional lo representa un 12.4% que equivale a 644,878 personas de 10 años y más que no saben leer ni escribir; de la tasa nacional el 7.8% está representado por las mujeres, y 4.6% por los hombres. Siendo el área rural donde se evidencia un mayor porcentaje de personas analfabetas (19.9%) comparado con el mismo fenómeno pero en el área urbana (8.2%), y en ambas zonas, son las mujeres la población con mayores índices de analfabetismo. (DIGESTYC, 2012).

Finalmente, pero no menos importante, la educación especial ha ocupado poco “espacio” en las estadísticas, pues las cifras son muy reducidas e incluso, no existe ningún sistema hasta la fecha que permita identificar a las personas con algún tipo de discapacidad. Pero la información obtenida es valiosa para observar la evolución de la cobertura en los últimos años a través de la Gerencia de Monitoreo, Evaluación y Estadística del MINED. Así se identifica que es en el área urbana en donde las cifras de matrícula son mayores comparadas con el área rural.

Tabla 3
Población atendida en educación especial por zona y año, según nivel educativo (2009-2011)
Niveles de educación
2009
2010
2011
Rural
Urbano
Total
Rural
Urbano
Total
Rural
Urbano
Total
Educación inicial

116
116
10
109
119
12
89
101
Parvularia especial
12
469
476
52
417
469
76
298
374
Parvularia sordos

49
49

69
69
12
34
46
Básica sordos
1
227
228

354
354
2
339
341
Básica especial
45
1460
1505
34
1567
1601
49
1563
1612
Formación laboral
10
382
392
10
458
468
10
495
505
Total Matrícula
68
2698
2766
106
2974
3080
161
2818
2979
Porcentaje
2.5
97.5
100
3.4
96.6
100
5.4
94.6
100
Fuente: (MINED, La educación de El Salvador en cifras, período 2004-2011, 2013)

Si bien la educación especial y su atención no encierran la única clave para convertir a un sistema educativo en inclusivo, los datos demuestran que algunas discapacidades siguen con poca o nula cobertura, principalmente en el área rural. Así se observa que el nivel de educación inicial en el área rural durante el año 2009 no contaba con matrícula, a diferencia del área urbana en donde se observa una cifra importante. Una situación muy parecida se observa en la educación parvularia para sordos y sordas en donde el área rural comienza a registrar cifras hasta el año 2011. Cabe aclarar que no se cuenta con información si estas instituciones, tanto del área rural como urbana, pertenecen al sector público o privado.

En otro orden, recientemente se realizó la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Educación Media, mejor conocida como PAES, en la cual participaron 82,191 estudiantes, concentrados en los departamentos de San Salvador y La Libertad; perteneciendo el 75% al sector público y el otro 25% al sector privado, obteniéndose como promedio nacional 5.42. Las diferencias entre un sector y otro fueron muy evidentes al observar la tabla que muestra los resultados por sector, asignatura y puntaje global, ya que en las cuatro asignaturas básicas el sector privado obtuvo ventajas significativas.

Tabla 4
Resultados PAES según sector y asignaturas básicas
Sector
MAT
SOC
LEN
NAT
GLOB
Privado
5.30
6.43
6.14
5.45
5.86
Público
4.59
5.72
5.41
4.89
4.98
Nacional
4.95
6.08
5.78
5.17
5.42
Fuente: (MINED, Ministerio de Educación, 2014)

La brecha entre el sector privado y público se mantiene tanto a nivel de cobertura como de resultados de la prueba estandarizada PAES. Esto confirma las observaciones realizadas por organismos como UNESCO que señala ciertas desigualdades en el sistema educativo nacional; pero como se mencionó en otro apartado, estas desigualdades se consolidan no solo en y desde la escuela, sino también desde otros ámbitos como cultural, económico y político.

1.1             Un proyecto, una oportunidad para mejorar el panorama
En este contexto, el 5 de abril de 2013 se lanza el Proyecto Educación para la Niñez y Juventud en el marco del Plan Social Educativo 2009-2014 “Vamos a la Escuela” y en apoyo a la implementación del modelo de Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno (EITP) del Ministerio de Educación (MINED). Este proyecto, como muchas otras iniciativas encaminadas a mejorar el panorama de la inclusividad, es una inversión realizada por el Gobierno de los Estados Unidos, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que tendrá un monto total de $25 millones de dólares a ser ejecutados en el período de enero de 2013 a diciembre de 2018.

El objetivo principal que persigue es incrementar el acceso equitativo a la educación por parte de niños y jóvenes que viven en zonas  de alto índice delincuencial. Siendo algunos de sus principales resultados el apoyo para el establecimiento de ambientes seguros de aprendizaje, mejorando la calidad de la educación del estudiantado de tercer ciclo en 750 instituciones educativas para optimizar los resultados de aprendizaje e incrementar la finalización de noveno grado, beneficiando al menos a 100,000 estudiantes. Con estas mismas instituciones se espera implementar también, un programa de ambientes seguros de aprendizaje con el propósito de reducir la violencia en 25 municipios catalogados de alto riesgo, en sintonía con los programas que el MINED ejecuta para reforzar el modelo de Escuela Inclusiva.

Junto al aporte que se realizará con las 750 instituciones educativas, se implementa también una estrategia que espera aumentar el acceso a oportunidades educativas para jóvenes no escolarizados, esperando llegar al 30% de la población de jóvenes entre los 15-24 años. Para ello se están ejecutando actividades de educación flexible, habilidades para la vida, extensión juvenil, servicios de capacitación técnica e intermediación laboral, las cuales esperan llegar al 90% de todos los beneficiarios y con un 10% de ellos se espera fomentar competencias emprendedoras. USAID coordina esfuerzos con la Fundación para la Educación Integral Salvadoreña (FEDISAL) y los socios, FHI 360, Asociación Institución Salesiana, Fundación Pro Educación de El Salvador (FUNPRES), Fundación Salvador del Mundo (FUSALMO), Fundación para la Educación y el Trabajo (EDYTRA) y la Universidad Don Bosco. (Embajada de los Estados Unidos, 2013).

Todas las instituciones que participan en el proyecto mencionado trabajan en conjunto para lograr que el sueño de la educación inclusiva se vuelva realidad paulatinamente, fortaleciendo capacidades en las personas que dinamizan la educación en las escuelas para que puedan replicar o multiplicar, posteriormente a más personas que quieran hacer de este país un mejor lugar para convivir con los demás.


4.  Valoraciones para iniciar y/o continuar la discusión
A la fecha se han generado iniciativas importantes, con o sin cooperación internacional para formular respuestas al fenómeno de la exclusión social y educativa, la preocupación de organismos como UNESCO es comprensible al observar las estadísticas en el ámbito educativo y observar que los aprendizajes de la niñez y juventud no están respondiendo a las exigencias del contexto y sobre todo no responden a sus formas de aprender. A pesar de la insistencia de organismos internacionales por sistematizar en la realidad a la que se enfrentan las personas con discapacidad, fue hasta el 1 de diciembre del presente, donde la Ministra de Trabajo y Previsión Social de El Salvador, Licda. Sandra Edibel Guevara Pérez, en el marco del lanzamiento del Observatorio del Mercado Laboral, presenta el primer estudio sobre “La incorporación de las Personas con Discapacidad en el Mercado Laboral”, con el objetivo de llamar la atención y movilizar apoyos para aspectos claves y relativos a la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad y el desarrollo. Según el documento (que será publicado en enero del próximo año), la población total de personas con discapacidad en el país es de 235, 302 (111,754 mujeres y 123,548 hombre). De estas, y como el informe está principalmente relacionado con indicadores económicos, se conoció que, 217, 582 están en la categoría de Población en Edad de Trabajar (PET); 60,027 son personas económicamente activas (PEA) y 157,555 son personas económicamente inactivas (PEI) (Ministerio de Trabajo y Previsión Social, 2014). Habrá entonces, que esperar los resultados o hallazgos de este informe que permitan tomar decisiones importantes en el tema educativo y que garantice mayor inclusión para este sector de la población.

Otro sector del cual no se observa ningún informe, estudio o diagnóstico corresponde a las minorías étnicas que según datos del SITEAL (2012), para el 2007 equivalía al 0,2% de la población total salvadoreña.

Tratar de insinuar que la inclusión en educación se podrá alcanzar en un par de meses o años sería irresponsable, o decir que al bajar posiciones en el ranking de países con exclusión educativa habremos solventado el problema, sería aún más irresponsable; pues toda la desigualdad que se percibe en estos momentos, no es más que una reproducción en la que todos hemos abierto pasos en ámbitos culturales, económicos, sociales, políticos y escolares. Lo cual equivale a pensar que puede solventarse. Pero estas soluciones deberán iniciar con el cambio de paradigmas que todos los involucrados han venido reproduciendo. A continuación se presentan algunas recomendaciones a manera de valoraciones finales, pues el tema no puede concluirse aún.

Un primer paso, educación integral para la primera infancia.
Un hecho ampliamente documentado y demostrado es que en la medida en que se garantiza el acceso, cobertura y calidad en el nivel educativo inicial de las poblaciones poco favorecidas, así se verá mejorado el retorno económico y social a futuro. Por lo cual, este podría ser un buen inicio para garantizar equidad en la educación, pues cerraría la brecha no solo en el acceso a la educación en la primera infancia, sino también en los procesos de estimulación temprana que hasta la fecha han estado reservados para grupos con mejor poder adquisitivo o que viven en las zonas urbanas. Además de las ventajas mencionadas, solo el hecho de invertir en este nivel garantizaría la reducción de los índices de repitencia, sobreedad, deserción y bajos resultados de aprendizaje en los niveles primarios.  Este hecho obligaría no solo a la inversión para infraestructura adecuada, sino también a la creación de políticas y formación de recurso humano idóneo, por lo que habrá que pensar en el diseño de una carrera para formar profesionales con competencias idóneas en la atención integral de niños y niñas menores a, y en la edad de 3 años.

Diversificación y vinculación del currículo. Permanencia en el nivel primario y ¿el nivel secundario?
El hecho de que un joven finalice sus estudios de nivel medio, podría significar evitarle que caiga en la pobreza o mejor aún, que la supere; puesto que cuenta con las competencias básicas para incursionar en el ámbito socio productivo de la sociedad en la cual se desenvuelve, por lo tanto, buscar estrategias para que nuestros jóvenes salvadoreños finalicen sus estudios de educación media es un desafío no solo de carácter económico, sino también curricular, ya que se tendrá que vincular el currículo a las necesidades o requerimientos del sector productivo para que estos jóvenes no vean frustrado su deseo de superar la pobreza y ver en la educación una verdadera oportunidad para mejorar sus condiciones de vida. Pero, para llegar al nivel secundario, habrá que garantizar la permanencia del estudiantado en el nivel primario y el desafío mayor, no solo permanecer en la escuela, sino que los aprendizajes a los cuales tenga acceso, sean de calidad; y para que estos aprendizajes sean de calidad el cuerpo docente de las instituciones educativas deberá diversificar el currículo a través de las decisiones que se toman con el equipo directivo de las escuelas para que el estudiantado pueda aprender a partir de sus potencialidades y aptitudes, aprendiendo a aceptar y superar sus limitantes, como las del resto de compañeros/as.

Formación docente: inicial y en servicio. Mejoramiento en las condiciones laborales
El fortalecimiento de las capacidades en docentes es sin duda uno de los principales temas que deben agendarse y sobre todo revisarse, puesto que este proceso debe estar dirigido en primer término a la superación de paradigmas en donde solo se enseña a quien “quiere” aprender. No hay práctica más excluyente que invisibilizar  a estudiantes por su contexto socio económico y comportamientos “inadecuados” o “inaceptables” en el aula o escuela, y a quienes sin preguntas ni sondeos previos se opta por expulsarles o asignarles calificativos como niños, niñas o jóvenes “problema”. La formación debe procurar ser desde el nivel inicial, es decir desde que se encuentran en las instituciones de educación superior, reforzando contenidos sobre las diferentes estrategias que existen para enseñar en la inclusividad y además de ese reforzamiento, enfrentar a los futuros formadores/as a la que se será su práctica, utilizando estrategias como la investigación-acción para buscar respuestas a fenómenos que son recurrentes en el aula.

Mientras que en el caso de los docentes en servicio, será justo e importante, sobre todo novedoso, que se invierta en la salud mental o socioemocional del magisterio y de los equipos directivos para que la atención a la diversidad no se convierta en una tarea demasiado exigente y agotadora que requiera al final mantener las mismas prácticas excluyentes. También, el tema de la investigación-acción sería importante incluirlo en la práctica de docentes en servicio para que puedan compartir posteriormente con otros colegas o profesionales de áreas afines, características de fenómenos en estudio, tanto estrategias que han funcionado para su abordaje como las que no y otras técnicas o sugerencias propuestas pero no incluidas aún en el aula. En cuanto a las condiciones laborales se refiere, será importante crear incentivos para aquellos/as docentes que a partir de su práctica docente, formulen o reformulen teorías pedagógicas o prácticas didácticas que puedan publicarse y con ello demostrar las capacidades del magisterio nacional y reforzar la importancia de su trabajo para la sociedad.

Equipos multidisciplinarios
Atender la diversidad en un aula o tratar de desarrollar iniciativas para la búsqueda de la inclusividad en la escuela no es tarea fácil, las iniciativas que busquen trabajar en esta sintonía tendrán que considerar el trabajo de docentes con equipos multidisciplinarios como apoyo para formular respuestas a la diversidad de necesidades de aprendizaje del estudiantado, en especial cuando se trata de niños, niñas o jóvenes con algún tipo de discapacidad.

“En un estudio reciente sobre las reformas educativas con mejores resultados, uno de los tres factores que explican su éxito es la disponibilidad de sistemas de apoyo que colaboren con los docentes para que todos los estudiantes se beneficien de una enseñanza de alta calidad” (Barber & Moursherd, 2008)

Para organismos como UNESCO, esta combinación de equipos de apoyo con personas que están de manera permanente en las escuelas con mayores necesidades ha mostrado ser una estrategia que favorece efectivamente la inclusión (UNESCO, 2004). Pero para que esto suceda, se requiere el diseño de planes intersectoriales en donde pueda planificarse funciones y responsabilidades de las acciones y actividades que serán ejecutadas en un territorio o área geográfica específica, para que con ello se logren formular las respuestas a la diversidad de necesidades del estudiantado en los distintos niveles educativos (Blanco, 2014).

Otras ideas para la educación inclusiva
A continuación se presentan algunas ideas a manera de propuestas de diferentes autores a nivel internacional que han escrito aportes encaminados a la búsqueda de la inclusividad en los sistemas educativos:
LA HOJA DE RUTA  HACIA SISTEMAS EDUCATIVOS INCLUSIVOS EN AMÉRICA LATINA

ü  El fortalecimiento de políticas y sistemas integrales de protección y promoción social que incluyan a los excluidos es una prioridad para avanzar hacia sociedades más justas y sistemas educativos más inclusivos que garanticen el derecho de todos a una educación de calidad. Un sistema integral implica el desarrollo de políticas que garanticen niveles socioeconómicos y de bienestar mínimos para todos los miembros de la sociedad, el desarrollo de capacidades de las personas a lo largo de la vida, a través de la educación, y la promoción de entornos más saludables y el mejoramiento de la calidad de vida de las personas (salud, vivienda). El diseño de estos sistemas requiere la participación y articulación de distintos sectores y actores donde todos se sienten partícipes y asuman las responsabilidades y costos que les corresponden (Cecchini y Martínez, 2011)

ü  La brecha digital que afecta a los estudiantes de menores ingresos, de pueblos originarios y que habitan zonas rurales constituye un factor de exclusión en la actual sociedad del conocimiento. Algunos países están haciendo importantes esfuerzos para incorporar masivamente las tic en las escuelas, como es el caso de Chile, con el programa Enlaces, o los programas Conectar Igualdad, de Argentina, y Ceibal, de Uruguay, consistentes en la dotación de un computador portátil por alumno, y que en el caso uruguayo alcanza al 100% de los estudiantes de educación primaria y secundaria (OEI, 2012).

ü  El gasto público en educación ha aumentado en la última década, a pesar de momentos de crisis económica, con incrementos en torno al 30% en algunos países como Brasil (UNESCO, 2009); sin embargo el gasto por alumno es bajo en todos los niveles educativos, en especial en la educación de la primera infancia, la etapa con mayor retorno económico y social. El gasto promedio por estudiante en la educación primaria y secundaria alcanza apenas a la mitad del gasto del país de la OCDE que menos gasta, ampliándose la brecha hasta 17 veces en el nivel primario y 44 veces en secundaria si se compara el gasto latinoamericano más bajo con el más alto de la OCDE (Bruner, 2011).

ü  Es necesario conocer el porcentaje de estudiantes de pueblos originarios o afrodescendientes, y si están recibiendo una educación de calidad, recabando información sobre la existencia de un currículo intercultural, materiales didácticos en la lengua materna, y el porcentaje de docentes que hablan en su mismo idioma originario (OEI, 2012). En el caso de los estudiantes con discapacidad, es preciso disponer de información sobre la cantidad de personas escolarizadas según diferentes discapacidades, el porcentaje que asiste a la escuela regular, sus trayectorias educativas, los niveles de aprendizaje y si están recibiendo los apoyos y recursos que necesitan (Blanco, 2014).
Fuente: (Blanco, 2014)


3.     Bibliografía
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r)      Raffo, C. y. (2009). Education and Poverty: Mapping the Terrain and Margins to Inclusion. International Journal of Inclusive Education , 341-358.
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t)       UNESCO. (Septiembre de 1990). Declaración Mundial sobre Educación para Todos y Marco de Acción para Satisfacer las Necesidades Básicas de Aprendizaje. París.
u)     UNESCO. (2014). Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo. Francia.
v)     UNESCO. (s.f.). Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Recuperado el 17 de Noviembre de 2014, de http://www.unesco.org
w)    UNICEF. (20 de Noviembre de 1989). Convención sobre los Derechos del Niño. Madrid: Nuevo Siglo.

x)     United Nations Educational, S. a. (1960). General Conference. Convention against Discrimination in Education, (pág. 4). París.

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