Por:
Johana Mejía
La escuela desde sus inicios ha
demostrado ser una especie de “espejo” donde se perciben a pequeña escala los
conflictos sociales presentes en toda la sociedad. Por tanto, se vuelve
importante que esta institución tome conciencia de esos conflictos (tanto
propios, como del contexto que le rodea); y proporcione respuestas colectivas y
a través de un proceso de consenso. Sociológicamente hablando se debe
reflexionar sobre la colectividad vs. la individualidad. Es decir, pensar en
resolver los problemas generados por el conflicto ético, tratando de dar
respuestas y alternativas de mejora a ciertas actitudes, mentalidades y
comportamientos de los individuos, para que en un mediano y largo plazo, la
sociedad a la que pertenece no sufra de conductas desviadas o antisociales.
Por ello, se pensó en los ejes transversales. A los cuales es
necesario definir, entendiéndolos como contenidos de enseñanza y aprendizaje,
pero que no están directamente en ningún área específica del currículum.
Tampoco deben ser vistos como parte de etapas educativas o relacionados con
alguna edad en concreto. Estos contenidos surgen por la necesidad de:
Ø
Reactualizar
el discurso del conocimiento a través de la integralidad (globalizante e
interdisciplinar) y
Ø
Replantear
la educación ética- moral- humanística.
Ejes
transversales y su carácter globalizante
Los Temas
Transversales son cinco: Educación para la Salud, Educación para la Igualdad de
Oportunidades de ambos sexos, Educación para el Consumidor, Educación Ambiental
y Educación Moral y para la Paz.
Siendo la
educación ética la raíz, la fuente que nutre, el lugar de encuentro y
confluencia de todos los Temas Transversales. El fin último de todos y cada uno
de ellos comparte horizontes comunes con un principio básico de educación ética:
el respeto, preocupación y mejora de uno mismo, del entomo físico y de los
demás. Hablar por tanto de ecuación ética es hablar de temas transversales y a
la inversa. Hablar de objetivos de la educación ética es hablar de unos
objetivos que son comunes al resto de los temas transversales y que constituyen
la base, los cimientos de los objetivos específicos de cada uno de ellos[*].
En palabras de Fernando Lucini: “la educación ética, en el contexto de una
sociedad pluralista y democrática, debe ser una educación inspirada en lo que
podríamos llamar los valores básico para la vida y para la convivencia”, la
ética y la educación deben ir de la mano para lograr el desarrollo integral del
ser humano que pregonan las disposiciones constituciones y cuerpos de ley como
la Ley de Protección Integral de Niñez y la Adolescencia (LEPINA), en el marco
de una realidad social problemática envuelta en profundas confusiones en
aspectos morales que desde los primeros años retan a los estudiantes dentro y
fuera de los Centros Educativos.
Si las problemáticas y confusiones
afectan las diversas dimensiones del ser humano, de los estudiantes
particularmente, la educación debe dar respuestas integrales dotando no solo de
herramientas conceptuales sino desarrollando los restantes tres pilares: hacer,
ser y convivir.
Los ejes transversales deben considerarse
esa base moral sobre la cual los actores educativos deben apoyarse, diseñar y
promover acciones conducentes al cultivo de valores y actitudes básicas para
una convivencia más democrática, que ayude al estudiante a comprender y
respetar la individualidad y colectividad, las tradiciones y los avances
tecnológicos, entre otros.
Existe un carácter transversal e
interdisciplinario a lo largo del sistema educativo y de la vida mismo incluso,
la educación y particularmente la educación ética no debe reducirse a la
enseñanza de una asignatura, ni mucho menos delimitarse a los tiempos u
horarios lectivos, debe considerarse una enseñanza en valores y actitudes
morales que trascienden todo tipo de barreras a través de la práctica, de la
cotidianidad, en el contexto de las situaciones de la vida de las personas. En
otras palabras, la vida dentro y fuera de la escuela, son los escenarios
ideales para la promoción y cultivo de prácticas éticas, siendo los ejes
transversales un nexo interdisciplinario y globalizante en relación dialéctica
entre los centros escolares y el contexto social, la comunidad educativa
amplia.
En los Centros Escolares, los ejes
transversales interrelacionan las diferentes áreas o asignaturas, que se
impartirán a lo largo de todos los ciclos del nivel básico impregnando y
replanteando la práctica pedagógica. Por tanto, todo el cuerpo docente debe
asumir la corresponsabilidad en el esfuerzo por vivenciarlos en el proceso de
enseñanza aprendizaje.
Educación
ética y transversalidad y la concreción en el currículo nacional
El carácter transversal e
interdisciplinario de la educación ética se concreta en el currículum en tres
dimensiones que se interrelacionan mutuamente:
1. En la toma de decisiones consensuadas,
sobre el sistema de valores en los que el Centro ejercerá su social, lo cual
guiará a los protagonistas por un proceso de reflexión, diálogo, definición,
acuerdo y compromiso que se hace explícito en el Proyecto Educativo
Institucional y Proyecto Curricular de Centro.
2. Adecuación del reglamento de organización
y funcionamiento, conforme a los valores en los que se va a educar en el Centro
Escolar. Dichos lineamientos deben ser consecuentes con los valores que se han
considerado básicos para la convivencia.
3. incorporación de valores dentro de los
proyectos curriculares en una doble y complementaria presencia: dentro de los
contenidos de las asignaturas (en las perspectivas Actitudinales), enseñanza de
temas transversales en contexto de la realidad.
Ejes
transversales y el Proyecto Curricular de Centro
La comunidad escolar en su proyecto educativo
debe determinar el sentido que da a la educación de su centro y cuales son las
líneas prioritarias.
Obliga a plantear con claridad qué
propósitos educativos pretendemos y qué organización de centro vamos a defender
para conseguirlo.
Los propósitos educativos requieren
concretar finalidades, clarificar las intenciones, el estilo educativo propio.
Definir las serias de identidad de un centro a partir de la transversalidad
supone incorporar proyectos ideales de comportamiento, análisis de problemas y
conflictos del mundo actual.
La transversalidad introduce la educación
en valores imprescindibles para conseguir comportamientos democráticos y
pluralistas.
Reflexionando sobre la totalidad de estos
contenidos y el hilo conductor que los une, establecemos una propuesta de
valores comunes que sustentan la convivencia democrática y que pueden servir de
guía para definir las serias de identidad de un centro educativo desde la transversalidad.
La transversalidad es una nueva forma de
entender los valores a desarrollar en la sociedad, supone la introducción de
aspectos de la vida cotidiana en el currículum escolar, con el objetivo de
conocer, sensibilizar y mejorar.
La toma de decisiones consensuadas por
toda la comunidad educativa, sobre el sistema de valores en los que el centro
va a educar supone un proceso de reflexión, diálogo, consenso altamente
formativo para todos los participantes.
Al definir los principios educativos del
proyecto, se prioriza lo que es esencial para profesores, padres y alumnos
(valores, metodología, hábitos de convivencia, relaciones con el entorno,
actitudes preferentes...).
Establecer las prioridades educativas
requiere análisis del contexto escolar que permitirá descubrir problemas y
conectar la escuela con la vida.
A partir de estos debates y discusiones
todos tendremos que explicar nuestra idea sobre solidaridad, libertad,
participación, respeto... en definitiva dialogar sobre el tipo de educación que
vamos a desarrollar en el centro con la aprobación de todos los representantes de
la Comunidad escolar y con la pretensión de lograr identidad educativa
contextualizada y propia.
El Proyecto Educativo reflejará
convencimientos, saberes y habilidades que pretendemos desarrollar, conectados
con problemas del mundo moderno.
El Centro a través de la transversalidad
se compromete con muchas situaciones de ellas enumeramos: la lucha contra la
injusticia, la discriminación, la intolerancia, la desigualdad, la violencia y
el despilfarro.
Para alcanzar todas las finalidades
educativas, es necesario plantear qué organización es la más adecuada y
repartir responsabilidades y tareas que dinamicen el buen funcionamiento del
centro.
El Proyecto curricular elaborado por la
totalidad de maestras y maestros de primaria, junto con los demás especialistas
del centro requiere un planteamiento conjunto y desarrolla las propuestas y
finalidades del Proyecto Educativo.
En los proyectos curriculares, el
profesorado debe adecuar los objetivos de etapa, ciclo y áreas subrayando las
capacidades a desarrollar relacionadas con los temas transversales y los
valores priorizados en el proyecto educativo.
Los objetivos generales de etapa
recogerán las exigencias que estos temas plantean. A modo de orientación
introducimos algunas sugerencias que deberían aparecer en la concreción de
objetivos de etapa y área y que no pueden estar ausentes de la redacción final:
capacidad de elegir, escuchar, expresar, argumentar, opinar, discutir,
ceder, responsabilizarse, contribuir, cooperar, compartir, mejorar, respetar,
solidarizarse...
Una adecuada consideración de la
transversalidad facilita la orientación educativa de la totalidad de áreas
curriculares, ya que aporta sugerencias claves para su tratamiento. La
aceptación global de la transversalidad por todo el equipo de primaria permite comprobar
que los objetivos educativos de las áreas también se logran a partir de la transversalidad.
El alumnado necesita nuevas claves de
lectura para que la enseñanza tenga en cuenta las preocupaciones más acuciantes
de nuestra sociedad y fomentemos en estas generaciones actitudes solidarias que
mejoren la convivencia.
Es imprescindible buscar iniciativas
didácticas de carácter crítico que se orienten al estudio global de problemas
sociales.
La organización de contenidos
curriculares tendrá como eje prioritario el estudio de problemas sociales que
afectan a la humanidad.
Asignaturas
de las áreas curriculares vs. Ejes transversales en el aula
Es importante evitar el desgaste mental o
emocional al sermonear sobre valores si éstos no son objeto de aprendizaje, por
tal razón es de vital importancia planificar unidades didácticas en las que se
trabajen explícitamente, abordando de manera sistemática temas transversales
Se cita a continuación tres opciones
posibles de abordar estos contenidos:
A. Unidades didácticas organizadas en torno
a un tema de carácter general, que obedecen en muchos casos a contenidos que se
han abordado siempre (cuerpo humano, los seres vivos, etc) y en el que se
incorpora la perspectiva de lo transversal.
B. Unidades didácticas articuladas en torno
a un contenido transversal. Sería el caso de programar por ejemplo: una unidad
en torno a la educación para la paz que podría obedecer a distintos temas: ¿por
qué las personas discriminadas casi siempre son pobres? ¿hay razas superiores a
otras? De modo que se pondría en relación el prejuicio con la causa que lo ha
originado, dotando a los alumnos de instrumentos para poder reflexionar y
formular juicios críticos desde argumentos basados en hechos contrastados.
C. Programar los contenidos propios de un
área en torno a un tema transversal. Se podría organizar, en todo o en parte,
los contenidos del medio en torno a la educación para la igualdad de
oportunidades, programando unidades didácticas que abordasen los contenidos
propios del área desde una perspectiva coeducativa, muy ligada no solo la
respeto y valoración de la diversidad, sino a alcanzar una interdependencia
enriquecedora basada en el reconocimiento de todas las personas.
Ejes transversales en la programación del
aula
La
inclusión de estos problemas en la vida del aula cambia el enunciado de temas,
el tratamiento y desarrollo de la programación. Estudiar situaciones
conflictivas conduce a que el alumnado en general esté más motivado.
Estos
temas se convierten en ejes vertebradores de la educación de los centros escolares
porque a través de su tratamiento podemos intervenir de forma intencional en la
defensa de derechos individuales y valores sociales. Sus contenidos hacen que
recordemos nuestra responsabilidad directa en el desarrollo de comportamientos
y actitudes de la infancia y la juventud.
Los
nuevos temas son núcleos de
interés. Sugerimos enunciados de temas de actualidad que deberían estar presentes
en las programaciones de primaria con la tarea de que de cada equipo decida
cómo introducirlos, y qué relaciones tendrán con las áreas y actividades complementarias
que se consideren oportunas.
Sugerimos
la presencia de temas o programaciones que estudien: Relaciones afectivas, ocio
y diversión, contaminación, reciclaje, cambios climáticos, capital, trabajo, paro,
desastres, conflictos mundiales, enfermedad, formas de vida, trabajo doméstico,
inmigración, desigualdad, intolerancia, pobreza, dependencia económica,
recursos energéticos, etc.
Su
tratamiento nos permitirá desarrollar conceptos, procedimientos y actitudes en consonancia
con la globalidad educativa que perseguimos y lograr sensibilizar sobre cuestiones
pendientes de solucionar en nuestra cultura contemporánea.
El
trabajo en el aula requiere conocer y estudiar los conocimientos previos que el
alumnado tiene sobre estos temas. La observación sistemática permitirá detectar
actitudes de nuestro alumnado en el patio, clase, lugares comunes, para
comprobar qué hábitos están más desarrollados y conocer si existen
comportamientos sexistas, racistas o insolidarizo. Resulta útil que el alumnado se autoevalúe para
favorecer la reflexión sobre sus comportamientos.
Proponemos
planificar pequeñas acciones y hábitos compartidos por todo el equipo de etapa
que conduzcan a cambios más globales. Situaciones escolares en las que alumnos
y alumnas se sientan agredidos requieren una explicitación colectivas y
conducirán a que entre todos y todas modifiquemos comportamientos que
repercuten en nuestra convivencia.
Si
desde el primer ciclo cuidamos pequeños detalles que ayuden a ser solidarios con
compañeros, personal de limpieza, objetos y material colectivo podremos obtener
mejores resultados al finalizar la etapa.
Necesitamos
reflexionar sobre cómo ayudar al alumnado a ubicarse frente al consumo, el
egoísmo, la solidaridad. Cada grupo de ciclo deberá buscar creativamente
actividades que conduzcan a implicaciones personales.
Otras
actividades como intercambios escolares, programas, en colaboración con otros centros,
correspondencia escolar, campañas de sensibilización, hermanamientos... permiten
acercar afectivamente a las aulas otras realidades y culturas.
El
análisis de materiales curriculares permite descubrir que actividades fomentan
la participación, evitan el sexismo, racismo etc.
En
las decisiones sobre evaluación aparecen grandes cambios en relación a
cómo evaluar y quienes evalúan. Una educación presidida por planteamientos de
negociación y diálogo requiere la participación práctica de todos los
implicados en el proceso de evaluación.
La
evaluación es un diálogo[‡]
que incluye obligatoriamente la evaluación de actitudes y la continua revisión
de los objetivos que pretendemos.
¿Cómo
evaluar? Con técnicas variadas que suponen seguimiento y observación sistemática
de comportamientos y situaciones. La elaboración de fichas de seguimiento,
escalas, y la costumbre de introducir registros de anécdotas, autoevaluaciones,
grabaciones permite junto a producciones de alumnos realizar un seguimiento
pormenorizado que nos permitirá comprender mejor las dinámicas infantiles y
escolares.
La
tarea no es fácil, sobre todo porque en la enseñanza en general, prevalecen modelos
centrados en las disciplinas, pero si aprovechamos esta oportunidad para crear
una escuela nueva en la que sea una constante el tratamiento de un amplio
abanico de temáticas que se apartan del cuerpo de las disciplinas académicas,
pero que forman parte esencial de la educación y la socialización de las personas,
lograremos una escuela pública vertebrada con la sociedad articulando a través
de los temas transversales un proyecto humanizador, una estructura de
interrelaciones enriquecedora, favorecidas por una concepción amplia y transescolar
de la transversalidad.
La metodología de trabajo en relación a
los temas transversales exige una actitud abierta, flexible y reflexiva que
conduce a la búsqueda de
estrategias apropiadas a cada situación.
El tratamiento de estos temas implica una
fuerte actividad del alumnado, en la que los estudiantes son actores y no
receptores pasivos. Como medida general consideramos que la investigación se
convierte en principio didáctico preferente ya que organiza los contenidos
partiendo de problemas. Los pasos conocidos para el tratamiento de estos temas
pueden ser:
• Descubrimiento de un problema.
• Búsqueda
de información y recogida de datos.
• Análisis crítico.
• Conclusiones e información de
resultados.
Este proceso permite la actividad,
participación, trabajo en grupo y toma de decisiones de todo el alumnado.
Se recomienda la búsqueda de ejes o núcleos
de contenido que permitan el tratamiento globalizado, el desarrollo de
proyectos globales o planes de trabajo que abarquen diferentes temas y guíen el
desarrollo total.
Otras estrategias conocidas para el
tratamiento de estos temas y que suponen enfoques socio afectivos, suscitan
sentimientos acordes con los valores a desarrollar y que implican personalmente
al alumnado son:
Discusión de dilemas (historias que
plantean disyuntivas); Juegos cooperativos, simulaciones, representación de
situaciones reales, juegos de rol, juegos no competitivos, resolución de
conflictos, estudios de casos, análisis, reflexión y diálogo de historias, fotografías,
películas, canciones, noticias...
Esta metodología requiere un clima de
relaciones agradable en el que el alumnado podrá vivenciar en la práctica
diaria las ventajas de la interacción, el respeto a la diferencia, y la alegría
que produce la cordialidad.
Fuentes:
Dolz
Romero, Dolores y Pérez Esteve, Pilar. Cuadernos de Pedagogía. “Los
transversales, ¿Otra educación?”, educación ética y transversalidad. Julio –
agosto 1994. N° 227. Pág. 19-20
[*]
Revista Interuniversitario de
Formación del Profesorado, N° 27, septiembre – diciembre 1996, Vicerrectoría de
Investigación, Universidad de Zaragoza.
[†]
Lucini, Fernando. Cuadernos de
Pedagogía. “Los transversales, ¿Otra educación?”, educación ética y
transversalidad. Julio – agosto 1994. N° 227. Pág. 11
[‡]
RODRIGUEZ ROJO, M. (1996): "Transversalidad y democracia en el proyecto
europeo". Rev. de Educación, n2 309, 95-126.