miércoles, 12 de septiembre de 2018

A tu alrededor hay más chicas rebeldes


¿Alguna vez escucharon hablar del libro “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” de Elena Favilli y Francesca Cavallo? Cierta noche, cuando mi esposo se disponía a leerle el cuento de buenas noches a mi hija mayor, Catalina; yo los escuchaba desde la cocina… me llamó la atención la “chica rebelde” que los mantendría ocupados por un tiempo.

El nombre de la chica no lo escuché muy bien, lo dejaré para el final. Pero lo que sí logró mantenerme cautivada durante mi jornada de lavar platos, fue escuchar que la historia encerraba una trama que a diario viven nuestras niñas en nuestro país y muy probablemente en muchos países de nuestra región. La historia involucraba el famoso problema que se convierte en un verdadero tropiezo para los sueños de estudiar una carrera en una niña, la famosa frase: ¡esa carrera solo la ejercen los hombres! El tema no solo es un tema de actualidad, sino que con el cuento de esa chica rebelde, Catalina se sorprendió de situaciones de la “vida real” que más temprano que tarde, tendrá que enfrentar como mujer.

En la historia se contaba que la niña siempre soñó en convertirse en una jueza, pero en su época no existía ni una sola, las mujeres ni siquiera podían pensar en ser abogadas, porque la sociedad había enseñado que esa era una ocupación únicamente para hombres. Todos le decían que ella debía quedarse en casa horneando galletitas, cuidando a su hija o preparando la comida para su esposo, lo que pocos sabían es que era mala en la cocina y que su esposo, disfrutaba de cuidar a la bebé.
A pesar de que el panorama era difícil, logró su sueño y se convirtió en una de las primeras abogadas graduadas de la Universidad de Harvard y, tiempo después, se convirtió en jueza. Muy a pesar de los comentarios que escuchaba en su alrededor, hubo personas que creyeron que ella podía abrirse espacio en un área profesional “exclusiva para hombres”. Esta mujer fue Ruth Bader Ginsburg, nacida en marzo de 1933 en Estados Unidos. 

Como la Jueza Bader, existen en nuestra época y en nuestro país, muchas niñas que están esperando un ¡Sí puedes!, para sus sueños. Debemos entender de una buena vez, que no existen carreras para hombres y carreras para mujeres, así como no existen colores para hombres y colores para mujeres. El único límite está en nuestras mentes, al igual que nuestra motivación.
Observa a tu alrededor e identifica lo que muchas mujeres han logrado, a pesar de las adversidades del entorno, no eres la única que está esperando una palabra de ánimo para luchar por tus sueños. A tu alrededor hay más chicas rebeldes, busca sus historias e investiga qué fue lo que hicieron para llegar a su meta profesional y personal.

¡Nos leemos pronto!

Johana Mejía

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