jueves, 10 de diciembre de 2020

La gobernanza y la participación tienen rostro femenino

 Este día escribo inspirada en mi suegra, Zoila (Zoilita, Cholita, Niña Chola, Niña Zoili), el apellido lo resguardaré porque se va a molestar si sabe que ha sido mi musa en esta oportunidad.

Les comento, estábamos en la cena de ayer conversando sobre una situación de vida que ella ha tenido que pasar recientemente y nos dice, fíjense que a mi me costaba mucho ir a las reuniones de la iglesia y también a esas reuniones que se celebraban en la escuela, porque las tareas domésticas eran más importantes. Yo estaba en eso que se llama CDE. Entonces, mi esposo y yo nos miramos y con complicidad nos reímos, porque casualmente estuve participando por casi 3 años en una consultoría en donde fortalecimos a las personas miembros de los CDE de un poco más de 300 centros educativos del país en las que se recibió apoyo por parte de MCC-FOMILENIO II y además ambos (mi esposo y yo) somos educadores.

Entonces, le digo: ¡Mire qué interesante! Y mi esposo sorprendido también, le dice, ¡wow madre, no sabía eso!

"Pues sí, yo creo que si tengo a mis hijos en la escuela y tengo la oportunidad de estar en ese grupo donde me puedo dar cuenta de lo que pasa, vale la pena participar, es de aprovechar pues..." 

Ese comentario de ella me hizo regresar a los centros educativos y recordar los rostros de las personas que participaron en un proceso de fortalecimiento para familias sobre liderazgo y participación comunitario y también en gestión escolar dirigido a los CDE. ¿Y saben qué? La mayoría de estas personas fueron mujeres, incluso nos dijeron en más de alguna oportunidad, "nosotras no tenemos un cargo en la institución educativa, pero nos preguntaron si queríamos participar y aquí estamos, porque los que están a cargo en los espacios de participación en los centros educativos, son hombres. Pero, vamos a hacer todo lo posible por hacernos escuchar".

En esas oportunidades de fortalecimiento para familias con el equipo técnico a cargo de la facilitación, fuimos descubriendo que el rostro de la gobernanza y participación en los centros educativos es femenino. Tal parece que los procesos de educación formal, no formal e informal siguen estando a cargo exclusivamente de las mujeres. Las veíamos y escuchábamos en los talleres con cierta preocupación porque además de estar en los talleres debían regresar a sus hogares a preparar alimentación para la familia, pero principalmente para su esposo o para los "hombres de la casa", cuido de niñez o de personas adultas mayores u otras tareas domésticas.

Madres de familia fortalecidas en liderazgo y participación comunitaria. Isla Zacatillo, La Unión

Sin embargo, entre todo ese temor podíamos notar en ellas la seguridad de que estaban en esos talleres para que la educación de sus hijas e hijos, fuera mejor y les permitiera mejorar sus condiciones de vida. Sus rostros se sorprendían al reconocer la importancia del Organismo de Administración Escolar en los centros educativos y sus funciones.

Varias de esas madres incluso, nos llegaron a decir: deberían de darnos una certificación para que nosotras formemos a otras madres y padres de familia para que conozcan esto que estamos recibiendo. En realidad las familias están muy interesadas en la educación de sus hijas e hijos, pero en la mayoría de ocasiones sucede que no saben cómo ayudar o sumarse en la vida del centro educativo desde sus posibilidades, experiencias, conocimientos y habilidades.

Nos hace falta generar verdaderos espacios de diálogo y participación para la toma de decisiones consensuadas, para que sus hijas e hijos observen cómo estos espacios derivan en la mejora de sus aprendizajes, no porque tengan la necesidad sino porque tienen el derecho. En suma, debemos cuidar y exigir porque los espacios de participación ciudadana se mantengan y amplíen en caso de existir o se garanticen, en caso no los haya; considerando además, cerrar las brechas o barreras de género que tradicionalmente limitan a las niñas y mujeres ser incluidas y escuchadas.

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